Según la RAE, la risa es, en su primera acepción, el movimiento de la boca y otras partes del rostro, que demuestra alegría.
La risa es una respuesta biológica producida por el organismo como respuesta a determinados estímulos, fundamentalmente al estrés. La sonrisa se considera una forma suave y silenciosa de risa. Actualmente existen diversas interpretaciones acerca de su naturaleza. Los estudios más recientes, de gran repercusión, son los realizados desde 1999 por Robert Provine, neurobiólogo del comportamiento de la Universidad de Maryland, quien sostiene que la risa es un «balbuceo lúdico, instintivo, contagioso, estereotipado y de control subconsciente —o involuntario— que raramente se produce en soledad». En los seres humanos, la risa se inicia, en promedio, hacia los cuatro meses de edad, y, según los recientes estudios científicos, constituye una forma de comunicación innata heredada de los primates e íntimamente relacionada con el lenguaje.
¿Os habéis preguntado alguna vez, cuántas
veces sonreís al día? A lo largo de
mi vida me han hecho esta pregunta muchísimas veces. ¿Por qué sonrío tanto? Lo hago casi continuamente y cuando tomo consciencia de
ello me hace sentir genial, pero nunca me he parado a contarlas J
El estrés, las presiones y los problemas reducen
la habilidad para reír y han convertido
a nuestra sociedad en habitantes enfermos e infelices que han olvidado cómo se ríe. Con esto no quiero decir que yo no tenga estrés o problemas, sin embargo, cómo les
hacemos frente sí es lo que marca la diferencia; no es lo mismo cerrarse en
banda y lamentarse por pasarlo mal que darse un empujón, marcar una sonrisa y prepararse
a resolver los problemas lo mejor que se pueda.
Se ha demostrado en muchísimas ocasiones y
en variedad de estudios, que la risa es beneficiosa para la salud: previene
enfermedades; estimula y, por lo tanto, refuerza nuestro mecanismo inmunológico;
aumenta la presión sanguínea y la respiración se hace más rápida y profunda;
se liberan hormonas – endorfinas: las hormonas de la felicidad – y se activa todo el
metabolismo. El resultado es un gasto energético con el que se queman tantas
calorías en quince minutos de risa como en una larga carrera o un paseo en
bicicleta. ¡Hay más!, los especialistas coinciden en que la risa es la mejor
terapia para retrasar el envejecimiento cutáneo. ¿Por qué? Fácil: con el paso
de los años, la musculatura del rostro tiende a relajarse y es atraída por la
gravedad (mira por donde aparece Newton), y, la mejor gimnasia es la risa,
porque sobreoxigena las células de los tejidos, lo que a su vez elimina ojeras
y el aspecto cansado de la piel. Si J, ya sabéis mi secreto J No me dedico a ir al gimnasio, no tengo bicicleta y
apenas tengo tiempo para dar un paseo… pero sonrío, y si tengo el privilegio de
reír con otras personas, se crean vínculos, se estrechan lazos y se comparten
experiencias, y eso hace que me sienta muy bien dentro de mi propia piel.
¿Sabíais que un milímetro cúbico de tejido
muscular está compuesto por doscientas fibras musculares y setecientas
capilares?
El músculo más grande del cuerpo humano
¿cuál es? El gluteus maximus. No, no
es ningún soldado romano bajo el mando de Caesar, es la nalga, nuestro glúteo.
Y, ¿cuál es el músculo con menos volumen?
Es el músculo que controla el estribo y solo mide doce milímetros.
A que no sabéis ¿cuál es el músculo más
largo? Se llama sartorio y discurre desde la pelvis hasta debajo de la rodilla.
¿Quién sabe cuál es el músculo más fuerte?
Sí, el masetero. Se encuentra en la cara y tiene el honor de participar en la
masticación (éste no pasa hambre).
Los músculos más activos del cuerpo humano
son los ojos. Dicen que se mueven más de un millón de veces al día.
Cuando caminamos movemos cien músculos; en
cada pie se accionan cuarenta músculos.
Nuestra cara es capaz de movilizar unos dieciocho
músculos faciales cuando sonreímos y necesita de cuarenta y tres para fruncir
el ceño. Interesante, ¿verdad?
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