Los
conquistadores españoles
encontraron en el Nuevo Mundo
plantas y tubérculos que no conocían. Muchas de
estas plantas constituyen hoy una parte esencial de la dieta en el mundo
entero. Sin embargo, ninguno de los nuevos vegetales ha tenido tanta importancia para Europa como las papas.
Los españoles conocieron este
cultivo en la primera mitad del siglo XVI
de la mano de los incas,
que llamaban a la planta pápa en quechua. La similitud de
la papa con la batata
favoreció que los conquistadores las confundieran y llamaran a ambas patata.
En el siglo XVIII empezaron a diferenciar las papas de las batatas. La palabra papa, como ya mencionamos, proviene del quechua. Aparece escrita por primera vez hacia 1540. La palabra patata se usa en 1606 con el significado de batata y solo a partir del siglo XVIII con el significado de papa. Dicen, que en España y la Nueva España se prefirió utilizar la palabra patata para evitar ofender a los papas, de donde surge la diferencia diastrática de la palabra, ya que en las Islas Canarias y en parte de Andalucía se conservó la palabra papa (igual que en el resto de los países hispanohablantes). La denominación inglesa potato nace en esta época. El
nombre alemán Kartoffel proviene de la similitud del tubérculo con la
trufa, en italiano tartufolo. El nombre francés, pommes de terre
(manzanas de tierra) se extendió también a otras lenguas, como el alemán Erdäpfel
y el neerlandés aardappel.
En nuestro sociolecto o geolecto canario – un sociolecto o dialecto
social describe la variedad o variante lingüística que es una forma
específica de lengua natural, caracterizada por un conjunto de rasgos
lingüísticos usados por una determinada comunidad de hablantes vinculados entre
sí por relaciones sociales o geográficas y, dentro de la clasificación de las
variedades lingüísticas, los sociolectos se corresponden con lo que Coseriu llama variedades diastráticas,
estrechamente relacionadas con las variedades diafásicas o registros de la lengua – también se le
llama papa al tubérculo más importante de nuestra dieta, igual que en la lengua quechua; la única diferencia está en el acento.
Hay muchas anécdotas y relatos contradictorios acerca de cómo la patata
llegó a los huertos de Europa. Lo único seguro es que se difundió por el
continente fundamentalmente a través de dos vías: una desde Irlanda,
Inglaterra
y los Países Bajos (de donde entró a Canarias) y otra desde Portugal,
España,
Francia
e Italia.
En Irlanda
ya se cultivaban patatas a principios del siglo XVII, pues parecía ser el
cultivo ideal para una isla afectada por la pobreza. Su cultivo y cosecha se realizaba sin
herramientas especiales.
También en Suiza se introdujo primero la papa como planta decorativa
exótica. Cien años más tarde, a principios del siglo XVIII,
se empezó a cultivar como alimento. Las condiciones de cultivo eran similares a
las de Perú.
Las patatas se convirtieron rápidamente en un alimento popular, lo que dio
lugar, entre otras formas de preparación, a la Rösti,
tortilla de papas suiza. Esta tortilla era el plato fuerte de los campesinos,
sobre todo los que trabajaban en las montañas. Después de los primeros trabajos
matutinos en la granja, se reunían alrededor de la mesa para desayunar. Daban acopio
de las tortillas que acompañaban de huevos fritos y conductos como, pan y queso.
Según las regiones o cantones suizos, la receta varía: unos añaden beicon, otros cebollas y otros ambos dos. Os dejo un vídeo para los que quieren ver cómo se hace la Rösti:
La papa es uno
de los productos más consumidos en el Archipiélago Canario. De hecho, se consumen más papas en Canarias
que en la península ibérica. Veamos algunas acepciones en la Academia Canaria de la
Lengua:
Y llegamos a la tortilla española. Hasta hace poco, el primer documento que se conocía sobre el origen de la tortilla española o de papas era el datado en 1817, dirigido a las Cortes de Navarra, en el que se hablaba de lo que consumían los habitantes de Pamplona. En ese documento se especificaba la receta: dos o tres huevos en tortilla para cinco o seis mezclando patatas, pan, etc. Hay estudiosos que sugieren que el inventor de la tortilla de papas fue Tomás de Zumalacárregui, que por necesidad – para saciar el hambre del ejército carlista – inventara dicho plato. Otros creen que fue el cocinero belga, Lancelot de Casteau, que trabajó para tres obispos de Lieja y que publicó la receta en 1604. Otra propuesta viene dada por el científico del CSIC, Javier López Linaje, que sitúa el origen de tan apreciada tortilla en la localidad extremeña de Villanueva de la Serena en el siglo XVIII. (La patata en España. Historia y Agroecología del Tubérculo Andino).
También la tortilla española es un bagaje cultural a tomar en cuenta cuando se traduce, sea receta culinaria o texto de investigación. Estoy
segura que la mayoría de nosotros tiene buenos recuerdos asociados a este
manjar (a no ser que no le guste, claro). Yo si los tengo. En mi familia, la mejor tortilla española la hacía mi
abuela Emma. Mujer culta (tuvo la suerte de poder estudiar) y de gran coraje, tuvo que aprender muchísimo cuando el abuelo
se la llevó a vivir primero a Santander y luego a Navarra. Eran tiempos de hambruna, también en Suiza. Había mucho paro y mi abuelo se había quedado sin trabajo. Como quesero profesional, recibía un periódico del gremio. Ahí es donde vio un anuncio solicitando un quesero profesional para Cabezón de la Sal en Santander. De 20 lo seleccionaron a él. Ahí vivieron unos seis años y el abuelo llevaba la fábrica de quesos - La Suiza Montañesa - cobrando al mes 200 pesetas. La misma empresa - que, por cierto, era catalana - le ofreció un puesto en Lecumberri - Navarra - donde también se hizo cargo de la fábrica de
quesos: La Suiza Navarra. Aquí, en el norte de España, es donde aprendió mi abuela a hacer la
tortilla española, ahí es donde aprendió, durante más de 50 años, de los españoles y, a su
vez, sembró sus costumbres suizas en un pequeño y coqueto pueblito, que se parece mucho a los pueblos típicos suizos. Un
intercambio cultural por todo lo alto, vamos.
Aquí tenéis un video sobre el testimonio de aquellos tiempos, en el que habla Mª Lourdes Sucunza Saldise sobre mi abuelo, Hans Schwarz, (el suizo) y su familia.
En el siguiente documento habla Joaquin Erro Telletxea sobre el trabajo en la fábrica de quesos.
Esta es la casa en la que vivía mi familia en Lecumberri: http://www.navarchivo.com/index.php/es/fondos/costumbres/alimentacion/elaboracion-de-queso-en-la-suiza-navarra La Suiza Navarra ahora es el Instituto Lactológico de Lecumberri:
Después de mi abuela, la mejor tortilla española que he probado en mi vida es la de la
Taberna Santos en Córdoba. Tuve la gran suerte de visitarla en compañía de una gran amiga y mi cuñada del alma. Es tan rica, que las tres nos hubiéramos quedado a vivir ahí... y no os digo nada más. ¡Id a
probarla! ¡Merece la pena! (¡Se me hace la boca agua!)
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