Esta
semana tuve el gran placer de acudir a un curso de formación para el personal
sanitario, organizado por nuestro hospital. En un principio pensé que iba a ser un curso como muchos otros - un "tostón" como decimos por estos lares - y sentía que iba a perder el tiempo, pero, resultó que no, fueron unas horas gratas e instructivas. Aquí
van mis reflexiones sobre lo visto y oído:
El
curso de Seguridad del Paciente tuvo
como ponente al Dr. Francisco Javier Mérida De la Torre, Doctor en Medicina y
Cirugía y Doctor en Psicología. Médico Especialista en Bioquímica Clínica.
Experto Universitario en Epidemiología e Investigación Clínica y en Sistemas de
Gestión de Calidad de Sistemas Sanitarios. Jefe de Servicio de Laboratorio
Clínica del Área de Gestión Sanitaria de la Serranía de Málaga. Profesor de
Bioquímica-Nutrición del Centro Universitario de Enfermería de Ronda,
Universidad de Málaga. Colaborador docente de la Universidad Internacional de
Andalucía. Académico Correspondiente de las Reales Academias de Medicina y
Cirugía de Cádiz y Sevilla.
¡Y
respiramos hondo! Y ustedes dirán, ¿qué tiene que ver esto con el mundo de la traducción? Pues
aún nada, pero puede tenerla en un futuro, ¿verdad? ¡Espera! Tiene mucho que ver con la interpretación..., pero vayamos por partes:
Me encanta estar informada
e instruida sobre el trabajo que hago y las repercusiones que tiene sobre los
que me rodean y sobre mí misma. Todos sabemos que, dependiendo de nuestros conocimientos y nuestra actitud, el paciente que viene a quirófano
puede tener más o menos confianza en los que le rodean mientras pasa por una cirugía.
¿Qué
influye en nuestra actitud? Sobre todo la seguridad que pueda darnos nuestro puesto de
trabajo, la confianza que tenemos y con la que podemos contar por parte de nuestros compañeros de fatigas y nuestros supervisores, el buen
hacer de nuestros médicos y la profesionalidad de todo el equipo humano y sanitario en pos de la seguridad del paciente. Nuestros conocimientos, nuestras experiencias, nuestra cultura, todo es importante para tener éxito en nuestra labor de servicio al
prójimo. Pasar por un quirófano no es moco de pavo y la mayoría de las personas
que nos “visitan”, lo hacen por necesidad. Si se les recibe en un ambiente de
desinterés y estrés no podrán confiar en nosotros, se pondrán más nerviosos,
tendrán mucho más temor frente a la intervención quirúrgica y, por lo tanto, terminaremos
influyendo negativamente en ellos, lo que lleva o puede llevar hacia un proceso negativo de la
intervención y posterior recuperación.
¿Qué
pretendemos decir con todo ello? Que lo importante es la comunicación y que, en este punto, sí que tiene algo que ver con la traducción y la interpretación. Continuamente nos
comunicamos con las personas que nos rodean de una manera o de otra. Lo hacemos de forma automática. A veces estamos con ellas durante unas horas y
luego, probablemente, y sigo hablando del personal sanitario, no volvemos a verlas. Traducimos a la vista los documentos que cada uno de nuestros pacientes aporta (no comentaré la caligrafía de los facultativos, solo os diré que probablemente nunca hubieran visto los cuadernillos de Rubio). Por otro lado, interpretamos las alegrías, las
penas y los miedos de nuestros pacientes, los hacemos nuestros e intentamos facilitarles
el paso por el quirófano. Traducimos, interpretamos e intuimos gestos, interpretamos apretones de manos,
sonrisas y muchas veces también lágrimas. Allanamos el camino entre el emisor y
el receptor. Intercedemos por unos y otros. Si no hubiera esta forma de interpretación entre las personas más cercanas en un quirófano (personal-paciente), si cada uno de nosotros fuera
una piedra sin sentimientos, la cadena emocional se rompería, el paciente
perdería la confianza en nosotros y por lo tanto no tendría la seguridad que necesita para pasar por el "mal trago" de una operación, recuperarse, y,
el que paga las consecuencias siempre será el paciente, que sólo estará de
paso. Somos parte de un engranaje muy necesario y útil. Somos la seguridad del
paciente porque somos responsables de todo lo que le acontece mientras esté en
nuestras dependencias y a nuestros cuidados. ¿Podéis ver el paralelismo con el traductor e intérprete? A través de la comunicación y nuestro buen y serio hacer nos ganamos a nuestros clientes, les demostramos que pueden confiar en nuestras facultades y les damos la seguridad que necesitan para seguir pidiéndonos encargos. ¿Es o no es?
1. Medir los daños 2. Entender las causas 3. Identificar las soluciones 4. Evaluar el impacto 5. Trasladar las evidencias hacia cuidados seguros |
¿Cómo
podemos darle seguridad a nuestros pacientes? Para nosotros el proceso de seguridad
comienza con el recibimiento del paciente. Compartir una sonrisa siempre rompe el hielo. Presentarnos y
comprobar si tienen toda la documentación y pruebas previas a la intervención
necesarias es otro factor importante de seguridad. Preguntarles por sus
nombres, apellidos, el motivo de su estancia en quirófano, alergias conocidas, acompañarlos
hasta el quirófano es otro factor importante que contribuye a que el paciente
se sienta seguro. Si se mantiene un contacto físico durante la comunicación, el
éxito está garantizado. Todo es comunicación, todo trata sobre confianza entre
dos personas, todo lleva hacia la seguridad del paciente que, en un momento dado de su vida, debe
pasar por un lugar desconocido y amenazante.
La comunicación
es el proceso mediante el cual el emisor y el receptor establecen una conexión
en un momento y espacio determinados para transmitir, intercambiar o compartir
ideas, información o significados que son comprensibles para ambos. Es un medio de conexión o de unión que tenemos las personas para transmitir o intercambiar mensajes.
Bien, lo
dicho, la comunicación con los pacientes no sólo se da con palabras. Las
expresiones no verbales y el silencio también forman parte de la
comunicación. Los profesionales debemos
adquirir habilidades y destrezas para saber interpretar lo que un paciente nos
quiere expresar, aún en ausencia de las palabras. Es importante establecer una
relación de confianza y de ayuda, en la que haya disposición al diálogo y la
escucha, utilizando una terminología clara y comprensible que facilite la
comunicación y que permita identificar y satisfacer las necesidades del
paciente. Con ello habremos aportado seguridad al paciente, porque todo lo que hacemos a continuación será en su beneficio, tanto para los pacientes como para el personal que los atienden.
Estoy orgullosa porque "mi" Hospital se preocupa por nuestra formación para atender y servir a las personas de las que vivimos: nuestros pacientes.
Si queréis
saber más sobre lo que aprendí, podéis consultar los siguientes enlaces:
Seguridad del paciente. Os recomiendo su lectura. Muy
interesante es el Modelo de James Reason: El queso suizo, que es aplicable a cualquier situación de la vida. JJJ
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